
POR FELIZ VINICIO LORA
Bajó durísimo la negra Xiomara, que tiene la fortuna de haber construido a golpe de tambores 40 largos años de vida artística.
Fue apoteósico lo que presencié la noche del sábado en el Teatro Nacional. Confieso, sinceramente, que hacía mucho tiempo que un concierto no me dejaba deslumbrado.
En “Llegando voy” Xiomara se adueñó del escenario, después que su madre la presentara. Una sala repleta. Cantó dos horas media con sus invitados: Janio Lora, Roldan, El Prodigio, Vakeró, La Marimba, Techy, Almengod, Cheddy, Zahir y Chinola. Nadie se paró de su asiento ni para ir al baño.
Se hizo acompañar con una excelente banda musical, que interpretó fusiones de la música dominicana con el jazz, blus, rock. Buena iluminación y audiovisual.
Con una fuerza interpretativa, calidad incuestionable y registro vocal único. Autentica, sencilla, no asume pose, es simplemente ella… ¡no bulto!
Reivindicó la identidad de la música afrocaribeña y de la mujer, cantándole al batey, a la calle, al patio, a la cañada, al amor.
Cantó como nunca. Por la riqueza de sus fusiones, de sus inventos musicables, de ser poeta popular, dicen la “Reyna de la música alternativa”.
Xiomara es investigadora, compositora, cantante sensible al dolor ajeno, su legado esta ahí, 40 años sirviéndole a los más altos intereses del pueblo dominicano.
Es un patrimonio viviente de la música popular dominicana, y que hay que preservarla.
“Llegando voy” cumplió con todos los parámetros de una excelente producción y me permito felicitar a todas las personas que intervinieron para que esto se llevara a cabo.